miércoles, 24 de noviembre de 2010

MARISA NEGRI

ESTUARIO  (algunos poemas)

fe desmesurada de niña que reza en cada túmulo mientras su madre asea frenética el blanco rostro de la muerte


los bronces familiares cuelgan en racimos dorados el padre duerme entre las hortensias del río paraná


su hueserío se desliza por la casa quién seré después de tantas despedidas qué músculo o nave quedará en pie cuando el último rastro de todo lo amado se disgregue en la noche


y ella que no viene se digna a dilatar los crisantemos los lentes negros  el nudo va dejando sus hilachas ella arrulla la indolencia hasta dejarnos dormidas




quise ser tu doble la exacta copia de tu elegancia miss simpatía mil nueve cincuenta y seis no hubo vals de quince no vestido blanco luna de miel no fui eficiente ni prolija ni sociable barby le puso lentejuelas a tu chal de seda tu nombre a sus muñecas para equilibrar el mundo


un laberinto no es una casa una casa alza sus paredes defendiendo el territorio
las fijaciones en las que se instala la angustia cultura del sacrificio olor a comida una casa es en los libros de lectura una madre que teje  los felinos no son de fiar nada decían los silabarios sobre la urdimbre de quien tejía desesperación y tedio en esa tarde de bucólica estampa maqueta de vidrios esmaltados una casa no es un laberinto

la escena de la infancia se repite el piano mudo y ella en la ventana los ojos en agua el cabello suelto se ha arrancado hebillas y peinetas en un gesto de fastidio pese a quien pese volará en el graff zeppelín sola si es preciso ver desde arriba la jaula dorada la escalinata de mármol las extrañas tierras del brasil ya una vez vino a buscarla el aire el pampero y jorge newbery en mil novecientos siete alzándola antes de esfumarse tras la torre del hipódromo creyó que iba a acompañarlo tan alto tan perfumado pero él la devolvió a los brazos de su padre y angélica rompió en llanto el próximo viaje él dijo y se perdió para siempre ya una vez vino a buscarla el aire el cabello suelto la brisa en la ventana un silbido de insectos entre las azucenas

 

es que los despertaste a todos y el humo que cubre la ciudad no viene de la isla sino de empalme lobos en donde el abuelo andrés ha vuelto al oficio de fogonero y perturba a los empleados de la dirección de cultura intentando volver a su puesto tiene una densidad casi corpórea pero no se sabe muerto y en ello radican infinidad de inconvenientes las mujeres y los gatos andan olisqueando el aire una loción embozada en los archivos del sótano o cerca de la tiesa campana o en lo que era la pulpería de ramos y es un modesto supermercado con música indecente

desde su cuerpo encendido se veían las trescientas sesenta y cinco iglesias de bahía bajo la luz del sol la aldea de pescadores donde la mar deseaba morir  la hierba verdinegra de chaitén las altas cumbres el nido del águila real era nave o trópico llameante la curva sombreada de su espalda en alas de un volcán sus dedos tatuaban estrelicias sobre papel de arroz y ella blanca roja dorada mieles o perfumes de amar


Marisa Negri, (1971) poeta y profesora de Lengua.
Coordinó el primer festival de poesía en la escuela, pueden seguir el blog del festival: http://www.poesiaenlaescuela.blogspot.com/

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