domingo, 28 de noviembre de 2010

LORENA CURRUHINCA

(Sin título)

En el vídeo Close to you
Karen Carpenter está sentada
sobre una U gigante
las piernas flotando y
moviendo la cabeza.
Todos sus gestos son delicados;
a veces quisiera tener
esa imagen de mí:
una escena fácil de recrear
una voz tierna que dice cosas
como revelación ganada.



“Ya sé lo que te diga no va a ser suficiente consuelo”,
canta Julieta Venegas.
Ante el dolor asoma el impulso del refugio materno,
también el mandato matriarcal de soportar:
mantenerse a una pared imaginaria
con la misma adherencia de un pulpo.
Tal vez sea hora de transformar los vínculos,
atreverse a la fraternidad
decir: sí, estoy triste, abrazame.
Y tener como mantra
las palabras de Rocky –la última-
en donde dice que no importan las batallas ganadas
sino todos los golpes que podés aguantar.

Jingle Bell Rock

1

La anticipación con la que los negocios arman
sus vidrieras alusivas a navidad
establecen tiempo e inmanencia:
podemos tener una caracterización del rito
-la tele enseñó que hay nieve, felicidad, canciones en coro por nenes,
jingle bells rock por Lindsay Lohan
y los mejores regalos que puedas imaginar-
aún así, cada año la exaltación hará
que la exigencia sea más grande:
los papás se visten de papá noel,
-si tomás la 503 en diciembre, el barrio palihue
se transforma en postal de película americana:
cada casa tiene paredes y árboles de su patio delantero
llenos de luces intermitentes-
hay cds de Christmas chillout
y una saturación de personas cargadas de bolsas con moñito;
el espíritu navideño se come la existencia.

2

Mi abuela venía todas las navidades
con dulce de sauco y medias coloridas,
tejidas por ella, para todos los nietos:
nosotros las estrenábamos patinando
en el piso recién encerado por mamá.
A mis hermanos y a mí, nos hacía
pan dulce sólo con nueces y chocolates
porque no nos gustaban las frutas secas;
yo miraba la cadencia con la que amasaba
-en la pieza de atrás, que usábamos de lavadero
donde había una mesa grande de madera-
con uñas rojas y el pelo siempre bello.

3

No recuerdo haber deseado con frenesí
ningún regalo específico.
Vivíamos al lado de un jardín de infantes;
venían todos nuestros tíos y primos
y jugábamos en el arenero y el tobogán
mientras mi papá hacía el asado.
Robábamos los restos de sidra mientras los grandes bailaban.
Atraída por el destello de las brasas
me acerqué tanto que me quemé las rodillas,
mi tío enfermero me curó con pasta dental.
Más que a papá noel, anhelábamos la mística de los Reyes:
dejábamos zapatillas, una palangana naranja llena de agua
para los camellos y pasto que luego desaparecían.

4

¿Habrá que mirarnos, entonces, con la extrañeza del Jack de Tim Burton?:
preguntarse sobre este festejo, decir: ¿Qué es, qué es?
por qué la insistencia en la desproporción y artificio
o el mandato de ser perfectos por un día
cuando la revelación puede ser el instante de autenticidad:
que exista la posibilidad de ser cursi y cantar:
all I want for Christmas is you
y el recuerdo de la felicidad ingenua de cuando éramos chicos
pueda actuar como la latencia de esas semillas
que soportan condiciones límites
y todas esas cosas que podían destruirlas
son las mismas que las hacen germinar.

Lorena Curruhinca, poeta nacida en Carmen de Patagones.

Lorena junto con su marido, Gerónimo Unibaso, editan "Esto no es una revista literaria" y dirigen la editorial "Colectivo Semilla" que inauguró este año con "Los Siete Magníficos".
Las páginas se encuentran en facebook.
 

 

1 comentario:

  1. Escribis muy lindo, Lore. Tiernescente, si se quiere.

    Saludos!

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