martes, 1 de marzo de 2011

ELENA BONORA

Viste, hermanita
cuando todo  es oscuro
y da ganas de zarandear los brazos
de revolucionar la propia praxis
de enloquecer a las antenas
vos viste, hermanita

vos sabés de eso
como yo
como algunos
que se cocinan en la incertidumbre
y así andan
como powerpoints desarreglados
pero con ganas
con ganas de dar un batacazo
y arremolinarse en las esquinas

vos sabés de eso

de buscar y buscar
y acuchillarse por una mirada

vos sabés de vaivenes
de consistencias buenas y dolosas
de la lágrima a punto de romperse

vos sabés, hermanita
que no hay amor que por tristón no venga
ni corazón que no se desparrame
alguna vez

y así la vida
buscando el tiempo que mejor nos vista
aquél que nos ampare
de tantas cosas
hermana
de tantas cosas 

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Adquiera una pena descomunal
(puede encontrarla
en cualquier momento
y rincón,
hoy en día
a mitad de precio
por cosecha récord)
y rebánela en miles de trocitos.
Unte estos con aceite y cocínelos
de a tandas en horno moderado
o sartén antiadherente
para que larguen hasta la última lágrima
y la piel se les arrugue sin remedio.
Ahogue las penitas resultantes en alcohol
dentro de un inmenso frasco
de vidrio esterilizado
y esconda éste
en sótano, galpón o ropero,
a salvo de la luz  durante año y medio.
Finalizado ese tiempo,
consuma con moderación
si no quiere volver a llorar
pero de risa.
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Extraño
la ciudad con vos
el paisaje donde me dibujabas

Tango cachado

Con la posta de alfeñique
te tiraste a la marchanta.
Como un dandy posmoderno
la jugaste de gran buey.
Te creíste el macanazo
de la oferta y la demanda
y al mercado, bien tilingo,
te lanzaste como un rey.

Estrenando caripela
de gran macho liberado
amuraste, caradura,
falluteando sin perdón.
Atrapado en tu batuque
de apiolado chamuyeta
descartaste a pura jeta
todo sueño que valió.

Vos creés que es agayudo
el que apuesta a la chingada;
y creerte el camelito
que la vida es garufear
es gansada de viejazo
que se opera la fachada
cuando, en serio, los abriles
nunca dejan de pasar.

Siempre firme, baqueteado,
cachusiento y banderudo
el bichoco sigue andando
estudiando su arranyar.
Y sin lástima y con crédito
estará preparadito,
para, dentro de un tiempito,
el implante capilar.
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CORTÁZAR es un gato
desde la foto
y esos ojos
que recuerdan
a otros ojos
y esos ojos
que recuerdan
a otros gatos
que miran a Cortázar.
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Jugaré al 44 próximo,
al 65 de siempre.
Jugaré con los centavos,
los pesos moneda nacional,
los argentinos, los patacones,
los australes, hasta que me toque
en suerte la suerte
y mi puerta se convierta
en algo más que un esmerilado
de barniz mate sobre vidrio de entrada.

Jugaré a los brazos y a las piernas
machucadas de dolor y ausencias
y a los pelos lacios
con reflejos de otoño tan chics,
tan cuarentones y llorosos.
Jugaré al hambre que hermanaba
cuando llevábamos el reloj despertador
a una compraventa
para poder tener la leche del bebé.

Jugaré a que vuelvo a los años
en que volvía en sueños
a ese Buenos Aires del 88,
antes de la partida,
cuando prometía volver
entre llantos y trenes
con una canasta y dos gatitos,
hacia este sur de la nada
que todavía no termina de ser algo.

Jugaré a que me río,
a que me siento buena,
amada, extrañada, exonerada
de no sé qué culpas,
bienvenida de no sé qué abrazos,
dolorida de besos generosos
y manos amables y adjetivos
de no sé qué cuevas
de abrigo que no encuentro.

Jugaré a que juego mi partida
para tratar de no partir del todo.
Como antes, cuando todavía no había juegos
y las palabras no sabían nada
de conjugaciones dolorosas.
Jugaré a lo que me falta
y me sobra y ya no tengo,
a la nostalgia, tango de licor barato,
porque ya otra cosa no tengo por acá.
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Shakespeare hoy

La Julieta del siglo veintiuno
no precisa una daga fatal.
En el mausoleo de la familia
se tiende a esperar a la muerte.
Su noche es eterna y nadie lo sabe.

Romeo se dedica en Mantua
a su oficio de cartero.
Los sábados arregla el jardín
y hace flexiones para bajar panza.
Ya no recuerda el rostro de su primer amor.  
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Qué tiempos de corridas.
Si estoy a punto de encontrarme,
me llega la locura cotidiana
y caigo sola.
Embisto, trepo, me desarmo
y ya no estoy en tierra.
Si estoy en condiciones de buscarme,
me envuelve el denso trapo de la angustia
y corro sola.
Escapo, ruedo, me desangro
y ya no estoy en tierra.
Si estoy con ganas de desenterrarme,
me cubre la negrura de las calles
y quedo sola.
Escarbo, grito, me despierto.
A tiempo me despierto.
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Inicie sesión

La casa de Hijitus entre rejas atestadas
de rosáceas.

Las rosáceas son curvas
cuya ecuación en coordenadas polares
es R = cos (p*alfa/q).

Y un triciclo rojo y verde
despatarrado en el galpón.

¿Comprar Triciclo?
¡Shopping en internet!

Ombú al galope, talado en el invierno
de mis pequeñas desventuras.

VACACIONES DE INVIERNO EN ESCOCIA
Cuando confirmemos su reserva,
podrá pagar de manera segura en línea.

¿En qué mudanza habré perdido
las eternas horas de la siesta?

¿Se muda? ¡Le compramos todo!

En una cajita, todo el pasado.

El URL solicitado no se ha podido conseguir
y en una foto observan
mi recuerdo y tus ojos.

El tango pierde lágrimas.
Búsqueda avanzada en las terrazas
plagadas de malvones
con gatos rendidos por la siesta.

La infancia, el álbum instantáneo
sin acceso directo a un territorio
de monstruos en acecho.
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Mirá
estoy hecha un desastre.
Hoy le pedí un deseo
el de siempre
a una vaquita de San Antonio
y cualquier mala canción de amor
me acuchilla el pecho y el estómago.
Pienso en abrir galletas de la suerte
y no se queda atrás el Tarot
o
el
I
Ching.
No tengo tréboles a mano
tampoco margaritas
ni siquiera un mantel de margaritas
que si no
ya estaría hincada hasta de noche
o recortando pétalos de plástico o de tela.
Me falta probar con los horóscopos
los pronósticos
los oráculos
los sinálgicos y los péndulos.
Con todas las esdrújulas dramáticas.
Las graves siempre están y las agudas
punzan como agujitas desalmadas.

Mirá
estoy hecha una pena.
Hoy le pedí un deseo
el de siempre
a un plumero que atrapé en el aire.
Y cualquier palabra suelta de la gente
me desarma los ojos y las manos.
Estoy considerando seriamente
estudiar el lenguaje de las nubes
y también los augurios a distancia.
Me falta probar
con las cintitas rojas
atadas a todos los rincones
de este cuerpo que arrastro sin sentido
contratar exorcistas que me limpien
de espíritus extraños y efectos especiales
despatarrarme a ver teleteatros
creer en un dios
o en varios
como sea
prender velas de todos los colores
introducirme en el arte del Feng Shui
y bañarme con flores
muchas flores de Bach
a la luz de la luna
mientras bajito aúllo
bien bajito
para no asustar a los vecinos.






Elena Bonora, 1965.
Hace mucho que borronea poemas. Desde 1980 ha participado como actriz, sonidista, asistente de dirección en diversos elencos de teatro independiente y también de comedias municipales. Es bibliotecaria, docente y autora de misceláneas y dramaturgias.
Sus blogs: http://miexpectopatronum.blogspot.com/
http://debiblioteca.blogspot.com/

3 comentarios:

  1. Más conocida como Super Bonora, es una mujer con una mirada filosa puesta en la escritura y en las relaciones humanas. Para algunos es simplemente la bibliotecaria de la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca, para otros, como yo, que tuve el placer de conocerla fuera del ámbito académico, veo en Elena una mujer que ha cruzado tempestades, muchas, pero sigue parada izando banderas de afectos con quienes compartimos los mismos gustos: la música en general, la poesía, el tango, la escucha, las experiencias.

    Gracias Elena por la escucha y la palabra, por el saludo sonriente en la biblioteca y fuera de ella.

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  2. Andre: qué honor estar en tu precioso blog! Gracias nuevamente por esta alegría, por tus palabras y por tanta generosidad.
    Abrazote grande, ahora desde aquí!!

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  3. Hola Andrea: qué buen relato, me gustó mucho, y vos como intermediaria que le das ese tono informativo. Gracias por deleitarme con estos escritos. Y gracias por visitar mi blog, sos muy bienvenida.
    Un cordial saludo.

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