miércoles, 2 de febrero de 2011

EMILIANO VUELA


Al buscar “bahía” en Internet, Wikipedia arroja: “Bahía Blanca, ciudad argentina, que a veces se la llama simplemente Bahía”. El primer nombre se tomó del de la bahía geográfica, la cual se llamó Blanca por el salitre en sus costas; en el estuario bahiense hay dos bahías más: Falsa y Verde.
Ordenados en función de los nombres geográficos de las bahías, los relatos reunidos en este volumen buscan representar el temperamento de la ciudad: una que adquiere un adjetivo distinto para cada quien. Como un buen cartógrafo, Emiliano traza y delimita: recorre los puntos de unión y los de inflexión con exactitud; un trazo que atemoriza al poder visualizarlo.
Estos cuentos reflejan un deseo de identificar desde el propio ser lo que ha sido descrito y legitimado como relato “real”; él va más allá, expone situaciones incómodas, aquellas que fragmentan todavía más, esa mezcla de lugares que a veces no son ninguno.
La escritura de Emiliano se inscribe en la mejor tradición narrativa. No lo decimos porque sea nuestro amigo: los textos se defienden solos. Quien abra el libro descubrirá la obra de un autor que está llamado a deslumbrar.


Lorena Curruhinca/Gerónimo Unibaso
Editorial Semilla
Bahía Blanca, noviembre de 2010.

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